EL NOMBRE DE CARRANZA INCLUMPLE LA LEY DE MEMORIA HISTÓRICA Y ES UNA VERGÜENZA QUE DENOMINE A UN EDIFICIO PÚBLICO DE LA CIUDAD. APOYAMOS SU RETIRADA
LA ABSTENCIÓN QUERÍA MANIFESTAR NUESTRA OPOSICIÓN A PARTICIPAR EN LO QUE PRETENDÍA LEGITIMAR UN FRAUDE DE LEY
LO OCURRIDO EN LA COMISIÓN Y EL DEBATE EXISTENTE ES UNA MUESTRA MÁS DE LA NECESIDAD DE UNA TAREA PEDAGÓGICA E HISTÓRICA TRAS OCHENTA AÑOS DE DESINFORMACIÓN
Cádiz a 16 de septiembre de 2020
Nos hemos desayunado con el desafortunado titular, por no llamarlo tendencioso, que encabeza un texto firmado por Pablo Durio en el que se “informa” de que “las plataformas de memoria histórica no vetaron el nombre Estadio Carranza”.
Desconocemos las fuentes de información del periodista que, en ningún momento se ha puesto en contacto con nosotros para confirmarla o, al menos, pedirnos nuestra valoración.
Hasta el momento nos hemos mantenido al margen de la polémica levantada desde los sectores derechistas de la ciudad por pensar que flaco favor haríamos alentando el aire viciado del ventilador levantado por quienes no acaban de asumir que ni es legal ni éticamente asumible mantener honores públicos a quienes fueron los responsables últimos de centenares de asesinatos cometidos en esta ciudad y provocaron una represión que llevó la ruina a miles de gaditanos.
Sin embargo, en el ruido levantado, esta noticia no sólo nos afecta directamente sino que creemos quiere utilizarnos para confundir a la opinión pública y enfrentarnos al ayuntamiento de la ciudad. Porque lo que dice el titular y se desarrolla en el texto es directamente mentira en todo lo que afecta a esta entidad.
En primer lugar no hubo en la reunión dos entidades memorialistas. Como tal sólo estuvo presente esta Plataforma. Por tanto al periodista no le han informado bien o directamente, esperamos que no, ha realizado un ejercicio de creación de una realidad, aumentando el número, que beneficie al mensaje subliminal que pretende enviar.
En segundo lugar escribe Durio que le resulta curioso que la Plataforma “no apoyaran la tesis de Adelante Cádiz de que Estadio Carranza incumple la legislación, sino que optaran por abstenerse en ese debate que centró la atención de la comisión”. No es lo que se quiere dar a entender subliminalmente.
Precisamente nuestra entidad con su abstención quiso dejar claro que no íbamos a participar en algo que considerábamos que ni siquiera debía discutirse. Que lo que se pretendía era intentar colar la “marca” Carranza. Aunque ayer por la noche en un programa deportivo de una cadena radiofónica nacional, ahora se había convertido en “denominación singular”. Incluir Carranza en la propuesta de nombres era un flagrante incumplimiento de la ley de memoria histórica vigente y un fraude de ley. Es decir, un intento de ampararse en una normativa con la finalidad de alcanzar ciertos objetivos, que, no siendo los propios de esa norma, sean contrarios a otra ley existente del ordenamiento jurídico.
Seguramente no habrá sido intención del periodista crear confusión y mucho menos manipular la opción de la Plataforma. Habrá sido consecuencia de las prisas que agobian a los informadores que no sólo no haya contactado con nosotros, como tampoco parece haya consultado el acta de la reunión en donde, explícitamente pedimos que constara el sentido de nuestro voto. Precisamente para evitar interpretaciones que esperábamos de la opinión de las derechas y franquistas, no de una supuesta “información” ya que no aparece en la sección de opinión.
Cádiz no se merece unas derechas que continúan ligadas al golpismo y al franquismo. Es verdad que ochenta años de banalización del baño de sangre y brutal represión ha dejado un poso de indiferencia y desconocimiento en una sociedad que todavía teme enfrentarse a sus propios fantasmas. Tanto entre las víctimas, que no olvidan que lo que ocurrió una vez puede volver a suceder, como los represores que, con el tiempo, intentaron borrar las huellas de los crímenes. Es lo que se llama franquismo sociológico y que, lamentablemente, está permitiendo el desarrollo de un negacionismo de consecuencias que pueden ser terribles.
Más allá de las manipulaciones, lo preocupante de la situación es que una parte de la sociedad gaditana pueda darles crédito y que partidos políticos quieran sacarle rédito e incluso amenacen públicamente con incumplir leyes. De traca.
Esperamos que el ayuntamiento se mantenga firme, que la ciudadanía participe en el proceso consultivo que se abra y que, por fin, Cádiz se vea limpia de un nombre que no signifique otra cosa que muerte y terror. Tendremos una sociedad y ciudad mejor.